miércoles, 29 de diciembre de 2010

Caja de música

Recibió una carta sin remitente. Un aviso, una advertencia: sólo su nombre y una fotografía, una caja de muñecas con una pequeña bailarina.

De pronto súbitamente se sintió angustiada y sobre todo sola, muy sola ¿quién podía haberla enviado? ¿con que intención? ¿por qué?.

Después de un minuto sentada con la carta en las manos, comenzó a sentirse débil, le faltaba el aire y empezó a llorar en silencio. Se llenó de angustia y tristeza. Nada parecía tener sentido. Todo se derrumbaba a su alrededor. Sentía vértigo, sintió miedo.

Trató de recordar entonces como había aprendido a mantener el equilibrio. Quizá tuviera que aprender otra vez.

Recordó entonces que cuando bailaba, en el teatro, lo hacía sola. Eso le llenó de paz. Poco a poco se calmó y dejó de llorar

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